La Danza del Cortés de Atoyac de Álvarez

En las profundidades de Atoyac de Álvarez, surge un fascinante tesoro cultural: la enigmática Danza del Cortés. Sus raíces se entrelazan con las vibrantes comunidades de la Sierra, en lugares como San Juan de las Flores, El Camarón, Los Valles, San Andrés de la Cruz, El Ticuí y Rincón de las Parotas. Desde hace más de un siglo, esta danza ha tejido su historia en las fibras de este municipio, enriqueciendo sus tradiciones y despertando la curiosidad de visitantes y lugareños por igual.

Con cada nuevo amanecer, la Danza del Cortés gana fuerza, atrayendo a comunidades vecinas que se unen para formar sus propios grupos de danzantes. Este evento anual se convierte en un imán cultural, no solo para aquellos arraigados en el lugar, sino también para los aventureros que exploran esta región cafetalera, dejando una huella económica positiva en su paso.
La danza se nutre de valientes voluntarios, encargados de personificar a «El Cortés», enfrentándose a cuchillas y el característico gabán o zarape. Feliciano Vázquez Alvarado, promotor cultural y autor del libro «La Danza del Cortés», nos revela sus detalles y secretos.
Las páginas de la historia de Atoyac resplandecen con varias versiones sobre el origen de esta danza. Una de ellas sugiere que la Danza del Cortés rinde homenaje a la Conquista Española, recordando el derramamiento de sangre en un enfrentamiento desigual. Los nativos, armados con humildes machetes y zarapes, se enfrentaron a los soldados españoles con su destreza y determinación, dando vida a esta expresión cultural única.
Otra perspectiva sugiere que los españoles influenciaron la danza a través de su campo de entrenamiento cerca de Acapulco. Los nativos, observando las tácticas de combate y movimiento de los caballos, encontraron una forma de expresión mordaz en la Danza del Cortés.
Una interpretación más nos lleva a un recluta español, exhausto por los intensos entrenamientos en Puerto Marqués. Su trágico escape y su enloquecido baile clamando «La culpa de todo la tuvo el Cortés» insuflaron vida a otra capa de esta danza.

Cada diciembre, el Paseo del Cortés despliega sus alas, una iniciativa de hacedores culturales que busca sumergir a todas las generaciones en el espíritu y legado de la sociedad. A través de contingentes de danzantes que incluyen a jóvenes, adultos, niños y niñas, la historia se convierte en movimiento y la cultura se convierte en celebración. Esta festividad no solo conmemora, sino también invita a los corazones jóvenes a explorar su patrimonio, mientras atrae a turistas a la pintoresca Costa Grande.
En Atoyac de Álvarez, la Danza del Cortés se alza como un faro cultural, iluminando las esquinas más intrigantes de su historia y preservando un legado que se atesora como el oro de su Sierra. Ven y únete a la danza que une generaciones, historia y pasión en cada paso.





