“El Encuentro de Almas: La Deslumbrante Tradición de Huitziltepec en Guerrero”
Cuando pasees por Guerrero, te espera una experiencia fascinante en el corazón de noviembre: la vibrante tradición de Huitziltepec, enclavada en el municipio de Eduardo Neri.
Huitziltepec, una comunidad náhuatl situada a 30 minutos de Chilpancingo, te recibe con su misticismo enraizado. Accedes a este rincón desde el poblado de Zumpango del Río o desde la carretera hacia la Ciudad de México.
Esta tradición, fusionando lo terrenal y lo espiritual, honra y recibe a las almas de los fieles difuntos los días 1 y 2 de noviembre en el panteón municipal. En la oscuridad de la noche, la tenue luz guía las almas de aquellos que, según los lugareños, descansan en paz.
Las familias, portando veladoras, comida, música y flores de cempasúchil y pericón, convergen en el panteón. Entre aromas de incienso y copal, se crea un ambiente que abraza a quienes visitan las ofrendas dejadas por las familias.
Misas, cantos y bandas de música cobran vida en esta celebración. Los familiares se sientan junto a las tumbas, siguiendo el rosario o compartiendo momentos con sus seres queridos que cruzaron al más allá.
La tradición fluye en todo el pueblo, desde los hogares donde los altares exponen una variada selección de alimentos y bebidas que solían disfrutar los difuntos en vida. Velas iluminan el camino hacia la puerta, que da la bienvenida a los visitantes del más allá.
Por las principales calles, hileras de veladoras forman un sendero hacia el panteón. En medio del silencio, las campanadas de la iglesia central y los cánticos guían las oraciones.
Previo a la medianoche, los visitantes abandonan el panteón para cuidar las ofrendas en sus hogares. No obstante, según cuentan los ancianos, es crucial estar en casa para evitar avistar a algún nahual.
Esta tradición, transmitida de generación en generación, personifica el amor y el vínculo entre los mortales y aquellos que descansan en eterno reposo.
